miércoles, 14 de enero de 2015

Esto no es un blog serio

Claramente esto no es un blog serio. Principalmente porque salió así como salió, inesperadamente, aprovechando unas ganas repentinas de hacer cosas que me entraron al cruzarme en la red con dos posts inspiradores: uno de Keri Smith sobre 100 ideas aleatorias para hacer y uno de Judith Tirad sobre los 12 retos que se propone a sí misma para este 2015

Como pasa siempre que uno tiene algo más importante a lo que tendría que estar dedicándose (léase: mi tesina para por fin recibirme de comunicadora social), ayer me senté a merendar e hice mi propia lista de aleatoriedades para hacer, pensando en que quizás, a lo mejor, si me pintaba, podía abrir un blog y escribir sobre cómo voy cumpliéndolas. Era una excusa tan buena como cualquier otra para ponerme a escribir y publicar, porque hace mucho que tengo ganas de eso pero no encontraba sobre qué, y no hay nada peor que arrancar un blog sin saber para qué lo estamos haciendo. Acabé mi lista y la releí satisfecha, sintiendo en todo el cuerpo las ganas de ponerme en movimiento.

Después de eso sólo me faltaba el blog.

Ni siquiera tenía un buen nombre que ponerle. Jugué con algunas posibilidades que se me ocurrieron y de pronto había quedado "Una maceta amarilla". No es un gran título pero me sienta bien, colorido, alegre y básicamente traído de los pelos, como esta idea loca de volver a la red después de muchos intentos más o menos fallidos a lo largo de los años, firmado por primera vez con mi nombre real y dedicado a nada en especial. Quisiera decir que va a ser un blog inspirador, de esos que te dan ganas de ponerte a intentar algo nuevo, que te animan a cumplir tus sueños o que te cuentan cómo si ellos pudieron vos también podés, pero nada más lejos de eso: ni me siento modelo de nada, ni sé cómo cumplir mis sueños, ni sé qué es lo que quiero ni si voy a poder hacerlo. Pero me sobran ganas de escribir y tengo la cabeza llena de cosas aleatorias que piden una vía de escape, así que espero que Una maceta amarilla y yo lleguemos lejos y nos divirtamos juntos. Y de paso, espero consiga hacerte sonreír de vez en cuando, que es una de las cosas más lindas que alguien puede regalarle a otra persona. 

Por si alguien se lo pregunta, no tengo ninguna maceta amarilla, aunque ahora que he repetido la frase tantas veces estoy deseando ir a comprarme una. De hecho no tengo ninguna maceta en absoluto y ni siquiera soy dueña de ninguna planta; los dos cactus de mi propiedad se los di a mi madre para que los cuide y la mitad de las veces me olvido de regar las plantas de mi novia cuando me lo pide.

Las plantas de Novia. Estoy haciéndoles de niñera mientras ella no está,
espero que sobrevivan a mis cuidados.

En resumidas cuentas y medio desordenadamente, así es como llegué hasta acá. ¡Gracias por sumarte al paseo! Nos vemos por ahí.

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